Con la voz de Frank Sinatra en mis oídos cantando Moon River con tono melancólico, de a poco fui conciliando el sueño. Fue esa noche en que vi por primera vez Breakfast at Tiffany's, la cual elevó al cielo de las estrellas hollywoodenses a Audrey Hepburn y comprendí por qué muchos la aman.
Un día 4 de mayo del año 1929 nació Audrey Hepburn, cuyo nombre real era Audrey Kathleen Ruston, la cual ganó el Oscar en 1953 con la película Vacaciones en Roma, sin embargo logró ser idolatrada por todo el mundo con Breakfast at Tiffany's, adaptación de la novela de Truman Capote llevada a la pantalla grande por Blake Edwards. Ella interpreta a Holly Golightly. Camina lentamente por una calle silenciosa y casi fantasmal. Nueva York aun no es invadida por sus especiales ciudadanos. Lentamente saca de su bolsita una donuts y un café. Sus lentes negros llenos de elegancia y su vestido rebosante de actitud completan la escena de una mujer delgada, que a paso fresco se va acercando a la vitrina de la joyería Tiffany's y ahí se queda. Observa sus sueños llenos de diamantes incrustados al otro lado del vidrio. Era ese lugar en el que ella considera que nada malo podía ocurrir. Así, la primera escena de la película es abrazada por la nostálgica canción Moon River.
Una mujer con ambiciones, pero llena de una bondad que iluminan sus ojos. Una mujer que sueña en grande y no se cansa de luchar, por más que la vida le llene el camino de impedimentos. Su sueño: tener una vida de lujos. Y para lograrlo busca casarse con algún hombre millonario al que logre enamorar. Quizás a ratos puede parecer un modelo de mujer un tanto superficial y sin la capacidad de autosuficiencia, sin embargo, Holly logra con su encanto pasar de la distancia prejuiciosa que genera este tipo de mujer, a provocar una hipnótica dulzura y una empatía con su vida. Imposible olvidar por ende, al inseparable y eterno amigo de Holly; un gato que no tenía nombre.
La película es una joya en si misma, pues cuenta con una actriz hermosa, (la cual lamentablemente muere de cáncer el 20 de enero de 1993), un guión alabado por su contenido, el origen de la película de la manos de nada menos que de Truman Capote, y sin duda, aquello que la hizo merecedora de 2 premios de la Academia con mejor música y mejor canción. Ese el dulce tema que Holly canta y toca en la ventana de su departamento, Moon River. Una escena inolvidable.
Yo me pregunto, considerando lo genuina que logro ser Audrey ¿Hay alguna mujer en la actualidad que haya reemplazado su lugar o, en el peor de los casos, superarla en elegancia, belleza y encanto en la pantalla? Aun no aparece una como o igual a ella y eso se agradece. Si Truman Capote tenia considerada como primera opción para el papel protagónico a Marilyn Monroe, con el transcurso de la grabación se convenció de que Audrey era la indicada. Y no se equivocó en nada.
Reseña extraída de http://www.pointzine.com/2011/05/resena-breakfast-at-tiffany-blake.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario